Pon atención que quizás jamas vuelva a relatarlo...
Nos juntamos casi a media noche en un pub yo actúe tranquila, eras mi amigo y yo aceptaba ese hecho a pesar de mi conexión y gusto por ti, las baladas sonaban, bailamos, bebimos, reímos, canté, seguimos entreteniendonos hasta el cierre del bar, no fueron suficientes las horas aceptamos seguir compartiendo juntos hasta el amanecer aunque faltaba poco para los primeros rayos de sol.
Subimos a tu dormitorio con aquel vodka, dos bulliciosos vasos y mis carcajadas del bienestar que nos proporciona el estar juntos, luego de un par de tragos, tomaste mis manos danzamos en la oscuridad de tu cuarto tomaste mi cintura y sorprendí tus ojos mirando dulcemente los míos, respiraba tu aroma casi sin creer que pudiera pasar, que mi ser te comenzara a gustar y me empezaba a alejar, cuando entorpecida volví mi vista a tu mirada que admitía tus sentimientos y los míos, eras tú, tú el hombre con quien yo pasaría aquella experiencia celestial de unir mi cuerpo al tuyo.
La razón me hostigaba preguntando al corazón si eras verdaderamente tú, insistía que no estaba ocurriendo como yo lo había soñado, ni como esperaba, ser una pareja, pero tus manos ya recorrían mi ser desvistiendo al compás de una danza que no oía, casi como magia estaba entre tus brazos sobre tu cama y sin mis prejuicios, tenia las razones calladas y mis sentimientos asegurados de que eras el hombre que hoy eres, mi compañero para toda la vida, quien me ama más de lo que imaginaba se podría amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario