Epopeya de amor

Terminamos siempre en lo mismo
besándonos hasta el amanecer,
sin tiempo ni esperas, incansablemente.
No existe nada, nadie mas...
Tú, yo y este amor que profesamos,
con las ansias infinitas de que
nuestro encuentro nunca acabe.
Una y otra vez este insistente sueño
se repite todas mis noches,
desde aquella vez, donde te entregué
mi cuerpo y me devolviste una silueta
despierta al deseo de tus caricias,
con avidez de tomar tu esencia...
Cautivaste mi naturaleza, ahora
no me liberes de tu exquisito ser.

Enmarañada

Jugando con tu cabellera comprendí que te amo.
Imaginándome a tu lado creció mi seguridad,
Mentalizándome en seguirte, se animo mi ser.
Estando a tu lado se aventuraría mi vida,
No olvidarías nunca mi nombre, lo he tatuado en ti
Alucinamos con volvernos a ver, lo se.

¿Como se dice?

Si juntando tus manos con las mías,
besando tus labios e incluso
casi inconsciente saber que eras tú;
repito que lo eres... que te amo,
pronunciándolo en el sueño y
saliendo desde mis labios,
cerca de tus oídos y tus ojos
cerciorándose del movimiento de mis labios,
miran fijo que entre dormida me sonrojo
luego de escucharme hablar dormida...
¿Como llegamos a encontrarnos y no reconocernos?
Desde ese momento nuestros cuerpos admiten
toda conexión entre nosotros, pero
nuestras mentes lo niegan alejándonos
cercenando cualquier certeza de necesitarnos,
cuando nuestros corazones laten al unisono, pero
¿Que se hace cuando tu ser admite que es amor,
 como se dice?