Terminamos siempre en lo mismo
besándonos hasta el amanecer,
sin tiempo ni esperas, incansablemente.
No existe nada, nadie mas...
Tú, yo y este amor que profesamos,
con las ansias infinitas de que
nuestro encuentro nunca acabe.
Una y otra vez este insistente sueño
se repite todas mis noches,
desde aquella vez, donde te entregué
mi cuerpo y me devolviste una silueta
despierta al deseo de tus caricias,
con avidez de tomar tu esencia...
Cautivaste mi naturaleza, ahora
no me liberes de tu exquisito ser.
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