Yo resistía la distancia de nuestros cuerpos, no me importaba tenerte lejos si te sentía aquí a mi lado, testigo de mis besos al aire y mis poemas llegaban a tus oídos, fuiste el príncipe de mi cuento, abrigaste las noches de soledad en mi cama, con cada palabra escrita que hoy repaso en mi mente sin poder comprender que pudo haber cambiado en los últimos días para que desaparecieras sin remordimientos y luego con tu reaparición demostraras íntegramente lo que mi mente sospecho desde siempre. Tu interés no era tal ni cuan como el mio, con tu regreso confirmabas mi dolor, no era cierto tu cariño.
Sin tu aliento, nombre del poema final de nuestro encuentro, todo termina como en un comienzo otro poema al viento, uno de los que jamas llegan a los oídos del inspirador a tiempo.
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