Y en sus mentes casi cegándolos las fatídicas preguntas ¿Se puede dar mas?, ¿Es lo correcto hablar en ese momento para pedir otra oportunidad?, pero, quien debe pedirla, ¿Quien debe ser el que hable ahora?, ¿Quien dio mas? junto a las agónicas respuestas de haberlo entregado todo, de sentirse el dañado, asegurar ser quien debe escuchar primero salir de su boca aquellas disculpas. Y sin lograr mover un solo músculo el hombre en la puerta no aclara su mente ni con el frío aire que entra por aquella puerta y la mujer del sofá no contiene el llanto que no la deja emitir palabra alguna.
¿Quien dio mas? Aquel, ese individuo junto a la puerta, él, quien cambio todo su entorno por ella, quien despojó poco a poco sus defectos y quiso ser quien ella pedía, siempre tuvo algo que cambiar porque continuamente ella pedía mas de él, se entrego a esa relación como nunca, apostó todo su ser al trabajar para que perdure y aun ahora, que su descanso seria dar un paso y caminar hacia la calle queda a la espera de esa fortaleza de otras veces que le permitían quedarse, disculparse y seguir cediendo mas...