Tú, caballero de la armadura impenetrable, de sentimientos cálidos que escondías bajo innumerables capas reforzadas que nadie a excepción de mi descubrió.
Tú, domador de doncellas, encantador personaje que utilizabas tu astucia para dentro de una relación seguir soltero, nunca te quemabas por nadie y conseguías tuyas a todas.
Tu, sombrio ser incapaz de entregarse por entero, asustadizo ente que no aprendió a amar, hasta que encontraste mi amor sincero del que obtuviste la confianza.
Tú, quien ahora es todo un gran amor, quien no porta armadura cuando esta junto a mi, por el contrario me protege envolviendo con su amor, me aleja de toda tristeza con su hermosa sonrisa y cada palabra que a mi humanidad brinda.
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