El opaco de tus ojos se dejo ver
cuando mis labios soltaron aquel
enjambre de opiniones certeras
que tu mente no quería entender,
golpeando mi corazón con tu
disgusto, sellaste tu boca, tu
intelecto y te fugaste por la
ventana, atendiendo quien sabe
que cosas a través de ella
quitando totalmente tu atención
de mi, de mis sueños,
de mis ilusiones, de mis
sentimientos y las soluciones.
Sola a tu lado comprendí que no
existías, él que acompaño mi ser
estos días no era aquel que a mi
lado dormía, si no la ilusión que
me forje un día y las ansias de
sentirme amada que tenía...
Tomé tus manos que tantas veces
abrigaron las mías, como queriendo
frenar tu lejanía cruel fue saber
que sin importar mis lagrimas tú,
ya dormías...
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